miércoles, 16 de septiembre de 2009

No deseado

No, esto no va a ser un cuento de hadas, ni una de esas extrañas historias que demuestran que soy un tonto que no entiende el mundo real. Eso no quiere decir que lo entienda. Aunque creyera que sí.

Todos los que nos paseamos por el mundo virtual sufrimos el problema del spam, el correo no deseado. Aunque cada vez se envían más correos basura, en la actualidad para muchos el problema se ha relativizado mucho, gracias a los filtros de las cuentas de correo, que con mayor o menor acierto, tratan de evitar que dichos mensajes nos molesten. ¿Qué sería de nosotros sin el asombrosamente efectivo filtro de Gmail?

Ahora recibimos más correos basura, pero nos molestan menos. Hace sólo unos años había que andar con pies de plomo para evitar que tu cuenta se convirtiera en blanco de cientos de correos diarios. Había que vigilar dónde dejabas tu correo para registrarte, hacerlo sólo si te parecía segura la página o si lo considerabas necesario. Asegurarte que tu dirección no se encontraba visible a los ojos de desconocidos.

Incluso muchos teníamos una cuenta de correo que sólo usábamos para registros, que no era de uso personal, y sabíamos que se podía borrar todo el contenido sin siquiera mirarlo.

Para mí, el spam siempre ha sido un fastidio. Algo que debía ser erradicado. Y que esa era la opinión de la mayor parte de usuarios normales.

Pero está claro que me equivocaba. Lo que había que hacer no era erradicarlo, sino democratizarlo. Que todo el mundo usara esa útil herramienta que es el correo no deseado para decirnos a dónde debemos ir, qué debemos hacer y a quién votar en el concurso de turno. Pero como el correo electrónico no era suficiente, había que buscar una herramienta más potente.

Y se inventaron las redes sociales. Facebook, tuenti, myspace… se convirtieron en una herramienta perfecta para tocarle los cojones al personal.


Yo, iluso de mí, abrí una cuenta en Facebook para tener a algunos amigos más a mano, poder preguntarles de vez en cuando que tal les va en la vida, picarnos con las puntuaciones de los juegos y reírnos con los resultados de los test tontos que pululan por la página. Pero me encuentro que algunos de esos amigos sólo me quieren para mandarme anuncios.

No critico a los que lo hacen por tener parte interesada. Es normal que un grupo quiera que vaya a sus conciertos o que un local pretenda que vaya a consumirles. Tampoco critico las invitaciones a juegos, regalos y chorradas varias, porque esas chorradas son el entretenimiento de la página.

Critico a quienes abusan de mi confianza para intentar influir en mi criterio, pidiéndome en ocasiones y ordenándome en otras ocasiones que haga cosas, sólo porque a ellos les gusta, sin entrar en consideración si a mí me puede interesar.

Me da igual si es familia, amigo o semidesconocido. El correo no deseado me molesta mucho, y si puedo, hago lo posible por evitar recibirlo.

SI ENVIAS UN MENSAJE A TODOS TUS CONTACTOS, ESTAS ENVIANDO SPAM, Y PUEDES PERDER UN AMIGO.

sábado, 5 de septiembre de 2009

El último aragonés vivo

Soy aragonés

¿Y eso qué significa?

Pues... no es fácil de explicar, así que os dejo un pequeño cortometraje que nos retrata bastante bien. Demasiado bien, quizás...



Un saludo
Angel

martes, 28 de abril de 2009

El arbol de cristal

Pablo era un niño muy juguetón. Recorría el bosque arriba y abajo, corriendo entre los árboles. Se subía a las ramas, cavaba en la tierra, reia, se lo pasaba muy bien.

Y hablaba. Hablaba con los animales, con los árboles. Hablaba con los insectos y las flores. Y no le importaba que no contestaran con palabras, él sabía que le escuchaban, y escuchaba sus respuestas con el corazón.

Un día, cansado de tanto jugar, se tumbó en el campo de tréboles. Miró hacia arriba, el sol le deslumbró. Cerró los ojos. Y se durmió.

Una voz chillona le despertó.

--Como eres un chico bueno, te concedo un deseo.

Abrió los ojos y sonrió. Era un duende

-- Pero ten cuidado, porque me tiene que parecer bien. Si pides algo malo, o me parece que pides demasiado, me marcharé sin concedertelo.

Pero realmente hoy no necesitaba nada, no quería nada. Así que decidió arriesgarse un poquito.

--Quiero un árbol. Pero quiero un árbol distinto... quiero un árbol del que salgan arcoiris.

El duende se quedó pensativo.

-- Vale, pero con la condicion de que tienes que cuidarlo. Porque es fragil y se romperá con facilidad.

-- Prometido.

Y se fue. Y al fondo apareció un árbol. Era un árbol de cristal. Transparente. El auténtico bosque se veía a traves suyo. Las ramas también eran de cristal, puro, fino, frágil.

Y el sol atravesaba esas ramas, dejaba asomar un pequeño arcoiris.

Pablo se entusiasmó. Fue corriendo hacia el árbol. Riendo, se agarró a una de sus ramas con la intención de subirse a ella...

Y la rama se rompió. Cayó al suelo, se hizo mil añicos. Pablo también cayó, y comenzó a llorar, no por la pequeña herida que se había hecho, sino porque había roto el árbol.

Cuando fue a casa, le contó a su mamá lo que había pasado. Pensaba que ella le regañaría, porque había roto algo hermoso y había roto la promesa al duende. Pero ella le secó las lágrimas.

-- Has roto una rama. Pero al árbol le quedan muchas más. Sigue siendo hermoso, y todavía crea arco iris. Y ahora sabes que es frágil de verdad, y sé que a partir de ahora lo cuidarás mucho, como le prometiste al duende.

Y Pablo demostró que había aprendido la lección, cuidando el árbol, queriéndolo, aunque nunca dejó de jugar con él, ni de admirar sus arco iris.

lunes, 13 de abril de 2009

En mi sueño

En mi sueño caminaba por el desierto. Sólo arena por todas partes. Nada más. El calor era sofocante, se me había acabado el agua, estaba sucio y cansado.

Me preguntaba cómo demonios había llegado hasta ahí, qué hacía, y por qué caminaba hacia ningún sitio.

Mi paso cada vez era más lento... el sol de mediodía no arrojaba sombra, arrastraba los pies, no podría aguantar mucho más.

¿Sería este mi final? ¿Un cuerpo en el desierto que nunca encontraría nadie?

En mi sueño, alcé la voz y grité "¡Ayudame!" No sabía a quién le gritaba, tampoco había nadie que me pudiera ayudar.

Una voz entró en mi cabeza y me dijo "Levantate, sigue caminando". Al principio me negué, tan cansado estaba, pero después comprendí que no me quedaba otra alternativa.

Me levanté, cerré los ojos (dudaba mucho que encontrara obstáculos) y arrastré los pies en una dirección cualquiera. Pocos minutos después, los abrí.

Enfrente de mis narices había un oasis. La escasa vegetación me parecía un frondoso bosque. La pequeña laguna me parecía un enorme océano.

Los últimos metros los hice corriendo, rezando para que no fuera otro espejismo. Llegué, me agaché sobre en la orilla, metí mi mano en el agua...

Y la mano se mojó.

Entusiamado, bebí, al principio con avidez, luego con más tranquilidad. Saciado, me quité la ropa, y me lavé, eliminando de mi cuerpo todo resto de polvo que tuviera...

Saciado y fresco, me recosté bajo una palmera. Dormí profundamente, con el deseo de que el oasis no fuera solo un sueño, y que al día siguiente aún estuviera ahí.

Me desperté en la cama, giré la cabeza y tú estabas ahí.

El oasis no había desaparecido.

viernes, 3 de abril de 2009

Elige tu propio final (by La Rizos)

Pues eso, que para dos veces que escribo en el blog al año... me meto en siete líos. Y esta vez me ha tocado terminar un relato empezado:

El principio lo ha puesto la pava rizosa en este post. Y la norma es terminarlo como me de la gana... con sólo una norma: no romper la estética del blog. Y como mi blog no tiene ninguna estética, porque mezclo cuestiones personales, relatos profundos y alguna que otra gilipollez, esta norma es a la vez complicada y muy sencilla... y he decidido llevar el texto a unos límites... diferentes, me dijeron. Y por supuesto, le he puesto un título, al final, para que lo conozcáis después de haberlo leido

Y aqui está

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(Recuerda leer antes el inicio aquí:)

Amparo abrió la puerta del copiloto, se metió dentro y le dio un beso en la mejilla a Juan, que la recibió con una sonrisa. Arrancó el coche. Pero en lugar de ir hacia el centro de la ciudad, tomó la salida más cercana y salió a la carretera.

-- ¿Pero no íbamos al cine? -- Juan no contestó. Se limitó a sonreír pícaramente.

Amparo empezó a ponerse nerviosa. No creía que Juan fuese de esas personas que dan de esas sorpresas que no olvidas en toda la vida. Pero claro, entonces… ¿qué quería? ¿no sería una violador o un asesino en serie? No… que absurdo, ¿verdad?

Durante los cuarenta minutos que duró el viaje, Juan no abrió la boca, y Amparo alternaba su mirada entre el asfalto y los misteriosos ojos del conductor.

El coche por fin cogió un desvió hacia lo que parecía ningún sitio, subió una pequeña colina, y cuando Amparo ya estaba despidiéndose mentalmente del mundo, llegaron a lo que parecía un aparcamiento, con una enorme pantalla al fondo.

-- Hemos llegado al cine. Bueno… al autocine. Vamos a ver cine de terror del malo.

Amparo alucinaba. Amante como era de las películas norteamericanas de los años sesenta, mil veces se había imaginado en un autocine, sentada en el asiento trasero de un Cadillac, con el capitán del equipo de fútbol a punto de meterle mano mientras unos platillos volantes sujetos con cuerdas recorrían la pantalla.

Cuando llegaron a su plaza, Juan paró el motor, se miraron dulcemente, acercaron sus rostros y ella le dijo suavemente:

-- Quiero palomitas y coca cola

Frustrado, Juan le dio dinero. Amparo fue a por las palomitas mientras su acompañante se peleaba con el altavoz. Volvió con dos enormes vasos llenos de palomitas y una botella de dos litros de coca cola. Se acurrucaron mirando a la pantalla: la película iba a empezar.

La película era mala. Horrible. La peor de la historia. En resumen, maravillosa. Amparo estaba disfrutando como nunca, Juan estaba acercándose cada vez más y la noche prometía mucho.

Cogió otra palomita, la llevó a la boca de Juan… y ambos se quedaron petrificados al ver unos diminutos ojitos en el maíz, y una voz, muy bajita y chillona que gritaba

-- ¡Me queríais comer! ¡Me queríais comer!

-- Noooo, te equivocas. No te queríamos comer -- contestó Juan, aterrado

-- Mentirosos. Os habéis comido a cien de mis hermanas. Y ahora queríais comerme a mí. Nos vamos a vengar. ¡¡Chicas!! ¡¡Al ataque!!

El vaso de palomitas empezó a temblar. Docenas de palomitas empezaron a moverse, saliendo en tropel del envase. Juan y Amparo estaban temblando de miedo. Intentaron huir, pero no consiguieron abrir la puerta del coche a tiempo.

Cuando las palomitas terminaron con la feliz pareja, salieron del coche, y se esparcieron por el autocine, despertando a sus compañeras todavía no devoradas, para cumplir con su venganza y acabar con los crueles asesinos de su especie.

* * *

Ana me miró, medio incrédula, medio divertida. Y terminé diciéndole:

-- Y por eso, cariño, no quiero comprarte palomitas.

-- No. Eso son excusas. No quieres comprármelas porque eres un tacaño.

Y después de discutir unos minutos, accedí a comprarle las palomitas que tanto deseaba.

FIN

(¿o no?)




(Título: Alimentos Asesinos II: La venganza de las palomitas)

martes, 17 de marzo de 2009

Nadie

Estaba sola. No había nadie más en el mundo. O al menos eso creía: desde el día que despertó no había visto nunca a nadie. Y su vida había sido muy larga.

Eso le ponía triste. El mundo era demasiado grande para que no hubiera nadie más. Se preguntaba qué había pasado, ¿Una guerra que acabó con todo? ¿Una enfermedad contagiosa? ¿Invasión de otros mundos? ¿O nunca había existido nadie antes que ella?

Esas preguntas asaltaban su mente mientras paseaba por el hermoso mundo que tenía ante ella. No tenía problemas, la comida era abundante, no había peligros y no era difícil encontrar un quehacer cuando se aburría… pero sentía que necesitaba algo más. No podía explicar el qué, simplemente… algo más.

Aunque el mundo era grande y tenía curiosidad por ver cómo era, no se alejaba mucho de su zona habitual. Aunque no había encontrado nunca nada peligroso, no podía asegurar que un poco más lejos todo siguiera siendo seguro. Además, se conformaba pensando que el resto del mundo no podía ser muy distinto a donde estaba.

Aquella mañana la sensación de hastío era más intensa que de costumbre. La melancolía era palpable ese día. Pensando en sus cosas, no se dio cuenta que en su paseo se estaba alejando más de lo habitual, acercándose a las cuevas del norte.

Escuchó un ruido. Pegó un brinco, sobresaltada. Jamás había escuchado nada que no fuera su propia voz o los ruidos que ella misma hacía normalmente, así que no sabía qué era ese sonido, ni si representaba algo peligroso.

Sabía que no debía ir, que no sabía lo que era, que era peligroso. Pero la curiosidad era más fuerte, así que lentamente fue hacia el origen del sonido, la tercera cueva de la hilera inferior.
Entró muy despacio, procurando no hacer ruido. Preparada para huir ante el menor problema. El sonido, como de movimientos despreocupados, estaba tras la pared.

Asomó la cabeza… y ahí estaba. Otra como ella. No estaba sola. Estaba sentada sobre una roca, mirando absorta un objeto que tenía entre sus manos., por lo que todavía no la había visto.

Cuando su semejante levantó la cabeza y la vio... la miró asombrada. Se levantó lentamente.
Durante unos minutos se miraron, sin decir nada, sin hacer ningún ruido. Casi al unísono, empezaron a acercarse una a la otra, lentamente, con más reverencia que miedo. Cuando estuvieron al alcance de la mano, la extendieron. Unieron sus manos, y sonrieron.

Ninguna de las dos pensaba que hubiera otra neurona en esta gran cabeza vacía.

viernes, 27 de febrero de 2009

El test mas largo del mundo

Bueno... he robado por ahi un test tan largo que parece la lista de los reyes godos

Pero en fin... a ver que sale


TÚ…

- ¿Hechas en falta a alguien ahora mismo?: Si no fuera asi, no sería persona.
- ¿Estás feliz?: Para serlo, me falta únicamente un detalle.
- Color de coche: No tengo coche. Y el color no importa.
- Color de pelo: Moreno, con canas tempranas)
- Color de ojos: Castaños muuuuuuy oscuros (es de las pocas cosas de mi que me gustan).
- Talla de zapato: 41
- Color de piel: Blanca


COSAS SOBRE TU VIDA...

- ¿Has estado enamorado/a alguna vez?: Quien no?.
- ¿Crees en el amor?: Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
- ¿Te han roto el corazón alguna vez?: No se si por fortuna o por desgracia... nunca he llegado tan lejos
- ¿Alguna vez le has roto el corazón a alguien?: Puedo haber hecho mucho daño, como todos, pero romper el corazon... creo que no
- ¿Alguna vez te has enamorado de tu mejor amigo/a?: Si.
- ¿Tienes miedo al compromiso?: Creo que no... pero llega un momento en el que uno duda de todo
- ¿Alguien te ha besado en la mano?: No que yo recuerde
- ¿Has tenido alguna vez un admirador/s secreto/a?: Una vez, pero creo que me estaban gastando una broma
- Tienes amigos/as homosexuales: Si.
- Te acuerdas de tu primer amor: quien no lo recuerde... no deberia pasar por aqui.


ONCE COSAS…

1. ¿Amor o locura?: Amor loco.
2. Cerveza o whisky: Cerveza.
3. Noche o día: Noche.
4. Relación estable o rollo de una noche: Relación estable.
5. Solo o acompañado: Generalmente acompañado.
6. Pepsi o coca-cola: Coca Cola.
7. Cine o libro: Hay que elegir?
8. Dinero o familia: Familia.
9. En persona o por teléfono: Odio el telefono
10. Carne o pollo: Pollo
11. Te lanzas tu o él: Me gustaria que las chicas fueran mas lanzadas... que mucha igualdad pero hay cosas que no cambian.


ALGUNA VEZ…

- ¿Alguna vez has espiado a alguien?: No tenia nada que averiguar, asi que no.
¿Alguna vez hiciste algo de lo que te arrepientas?: Yo soy perfecto, asi que nunca me arrepiento de nada de lo que hago (te lo crees?)
- ¿Alguna vez has hecho puenting?: No
- ¿Alguna vez te has enamorado y no se lo has dicho?: Soy muy timido, asi que me ha pasado.
- ¿Alguna una vez has querido a alguien tanto como para dolerte?: La duda ofende: si
- ¿Alguna vez has matado a un hombre?: Me lo estoy planteando
- ¿Alguna vez as bailado bajo la lluvia?: No recuerdo haberlo hecho.
- ¿Alguna vez as besado a alguien bajo la lluvia?: No :(


MÁS COSAS...

- ¿En que estas pensando ahora mismo?: Pensar produce dolor de cabeza...
- ¿Cuál es tu sueño?: Encontrarla
- ¿Qué estás haciendo?: Escribir un post en mi blog
- ¿A qué estás jugando?: A ser alguien interesante (juego muy mal)
- ¿Cuántos contactos de móviles tienes?: Dos docenas como mucho
- ¿Alguna vez te ha sorprendido algún sms?: Si
- ¿Tu mejor beso?: Cierto amanecer
- ¿Coche o moto?: A patita
- ¿Tienes novio/a?: Imaginarias todas, reales... aun no hay quien me aguante
- ¿Crees en las relaciones a distancia?: Se sufre demasiado mirando el reloj y el calendario
- ¿Mayor locura qué harías por amor?: Pide y veremos
- La pareja, ¿mayor o menor que tú?: Acaso importa eso?
- ¿Alguna cualidad que tiene que tener?: Que esté a gusto conmigo.
- ¿Crees en la pareja perfecta?: Si... no pierdo la esperanza
- ¿Estudias o trabajas?: Por desgracia, trabajo
- ¿De mayor quieres ser...?: Yo
- ¿Te dan paga?: Menos de la que merezco
- ¿Crees en la suerte?: Tengo una camiseta de la mala suerte que me pongo con frecuencia. A ver si asi le cambia la suerte.
- ¿Te conectas mucho al msn?: Si.
- ¿Cuántas personas hay conectadas ahora?: 3, 2 disponibles
- ¿Nombre para una isla?: Mejor sin nombre
- ¿Nombre para un grupo?: Tu-morro
- ¿Nombre para un niño?: Adrián
- ¿Nombre para una niña?: Nuria
- ¿Nombre para un perro?: Mis gatos se llaman Jack y Murray... asi que cualquiera
- ¿Cantas en la ducha?: Por fortuna, no
- ¿Tienes buena memoria?: Cada vez menos
- ¿Mero o ternera?: Una de mero,
- ¿Comida china o italiana?: Italiana, unos buenos macarrones boloñesa con salsa rabiosa... que me salen de miedo
- ¿Montaña o playa?: Montaña, o playa solitaria
- ¿Lugar de vacaciones?: Da igual, lo importante es la compañia
- ¿Has ido a Port Aventura?: No soy de parques tematicos.
-¿Has ido a Terra Mítica?: Repetimos
- ¿Has ido a Disneyland?: Y otra vez
- ¿Has ido a la Warner?: Esto aburre ya...
- ¿Te gustan las montañas rusas?: La vida ya es suficiente montaña rusa.
- ¿Te gusta ir de shopping?: Si hay que ir, se va, pero ir pa na...
- ¿Metro o bus?: Patita
- ¿El verde te recuerda a?: A un duende
- ¿El rojo?: Pasion
- ¿El azul?: Mar
- ¿El negro?: Misterio
- ¿El blanco?: Pureza
- ¿El adjetivo asqueroso?: Dificil que lo use
- ¿La letra E?: Electronico, Eingel...
- ¿Te gusta pintar?: Soy muy malo con cualquier arte manual
- ¿Te gusta alguien?: Si


CUANDO FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE...

-Sonreíste:Imagino que algun momento habra habido hoy
-Te reíste: Tambien.
-Te alegraste: Quizas hoy tambien... no recuerdo muy bie
-Que lloraste: Unos dias
-Compraste algo: El martes, entradas para un festival
-Que bailaste: Ni idea
-Te enfermaste: Bastante tiempo


CREES...

- En ti?: NS/NC
- En tus amigos/as?: Solo en los mejores
- Papá Noel?: Por si acaso...
- Destino: Ni si ni no, sino todo lo contrario.
- En la vida en otros planetas: Sin dudarlo... ahora, si han venido hasta aqui... lo dudo
-En los milagros?: No especialmente
- Que se puede ser fiel por siempre: Si
- La astrología: No
- En la magia: Sin dudarlo
- Ángeles?: Yo soy Angel... asi que mira mas arriba para la respuesta
- Fantasmas: de todas clases. Tengo una experiencia con un reloj parado...
- La vida después de la muerte: Espero que algo haya
- Comedia o drama: Depende del momento y la compañia
- Leche entera o desnatada: Semi, para llevar la contraria
- Flores o bombones: Una flor
- Blanco o negro: Negro,
- Amanecer o atardecer: Atardecer...
- M&Ms o Rocklets: No soy muy de dulces
- Pop o Rock: De todo en su momento
- Dormir tarde o temprano: Soy mas de madrugar
- Tv o radio: Ordenata
- Alto/a o bajo/a: da igual, no?
- Rubio/a o Moreno/a: Lo que sea, natural
- Luna o sol: Luna.
- Oro o plata: Plata
- Lechuga o tomate: Juntos mejor
- Amor o amistad: Amor sin amistad no existe, amistad sin amor no se entiende
- Periódico o revista: Prensa
- Zapatos o zapatillas: Zapatillas.
- Cantar o bailar: Cantar... mal, bailar, peor.
- Verano o invierno:¡¡¡ En verano voy en manga corta, en invierno, disfrazado de cucaracha. Da igual
- Picassa o fotoshop: Paint shop pro X2
- Hablas con extraños: Normalmente no
- Tienes tatuajes: Mi cuerpo es natural
- Te gusta tu letra: Normalmente no
- Tienes algún mal hábito: Soy perfecto, obviamente.
- Tocas un instrumento: La zambomba, practico mucho con ella
- Te gustan las bebidas alcohólicas: Si.
- Eres serio/a o divertida/o: Pues nu se
- Eres simple o complicado/a: Todos somos tan complicados que acabamos siendo muy simples
- Eres maduro o inmaduro: inmaduro con momentos de lucidez
- Social o antisocial: A dias
- ¿Te pareció largo?: nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo para nada





Ejem... lo siento mucho.

martes, 24 de febrero de 2009

Dos por uno




Ejem... ejem...

Nuestra "querida" Pene Cruz estaba contentisima porque había recibido un premio... pues chupate esa, que a mi me han dado dos... y no he tenido que ir a cenas ni a fiestas para conseguirlos.

Pues eso, que me han premiado el blog... Y no una vez, sino dos. Que Txispas y Joder-que-estress sean hermanas y residentes en Castilla imagino que no tendra nada que ver con esto... o quizas si

Asi que me levanto de la mesa donde estaba comiendome las cloquetas tan a gusto, y me dirijo a la palestra para dar mi discurso de aceptación... discurso que no puedo dar porque se lo ha comido el gato.

A las que me han concedido este "honor" deciros que gracias, que no lo olvidaré nunca... y que ya encontraré el medio de agraderlo adecuadamente... Y Txispas... por favor deja a tu hermanita que se cambie el nombre, que es super incomodo (esos motes que te inventas son complicados de manejar, jamia).


Y ahora vamos a las obligaciones: Hay que escribir ocho deseos. Y son estos:

-- Las chicas Play Boy de enero a agosto.


Que no vale? Joer... pues habra que pensar un poquito. Veamos...

  1. Aunque no soy materialista... me gustaría que me tocase un pellizco en algun sorteo importante. No por el dinero en si, sino por las peazo vacaciones que me pegaría
  2. Me gustaría poder centrar mi neurona el tiempo suficiente para llegar a escribir un libro algún dia en el futuro. Si no se convierte en un best seller, da igual.
  3. Me gustaría viajar a lugares lejanos, en viajes no organizados
  4. Me gustaría vivir junto al mar, y escaparme a la montaña.
  5. Quisiera que los pocos que ahora mismo llamo "amigos", lo sean durante muuuuuchos años
  6. Desearía viajar al espacio, y ver la Tierra tal y como es: sin fronteras y sin peleas.
  7. Me gustaría saber pintar, o construir cosas con las manos, en resumen, no ser tan torpe.
  8. Me gustaría encontrar a la que me aguante tal y como soy, para pasar juntos las proximas décadas, y compartir nuestros mundos

Y ahora debería entregar ocho premios... pero teniendo en cuenta que una persona da ocho premios, esas ocho han de encontrar ocho cada una, y esas sesenta y cuatro ocho cada una... nos encontramos ante un sistema piramidal, y no quiero que venga el FBI y me acuse de ser el nuevo Madoff.

Eso si, si alguno quiere sumarse... le añado a mi lista de premiados.

lunes, 23 de febrero de 2009

El extraño

Un día más, aquel extraño entró en el café. Desde detrás de la barra, Ariencita le siguió con la mirada.

Llevaba viniendo un par de meses. Desde el primer día hacía siempre lo mismo, entraba por la puerta, daba un buenos dias casi ininteligible, se sentaba en una esquina de la barra, y pedía un café con hielo, aunque fuera hiciera un frío de mil demonios. Se lo bebía lentamente, saboreandolo, pensando en sus asuntos, y cuando acababa, pagaba y se marchaba con un inaudible "hasta luego".

Rara vez hablaba con nadie, no se metía en las conversaciones ajenas, y pocas veces le dirigían la palabra, pero siempre contestaba, amable pero con pocas palabras.

Cada día que pasaba Ariencita se sentía más intrigada... no sabía quién era ni qué hacía ahí. Preguntó al resto de clientes si sabían algo, pero le contestaron con pocos datos ciertos y muchos rumores, como que era un ex presidiario, que sufría mal de amores o una grave enfermedad.

Ese día, aquel hombre entró, dijo algo parecido a "buenos dias" y se fue hasta su sitio habitual. Pero Ariencita no hizo lo de siempre, sino que fue directamente a la máquina y empezó a hacer el café con hielo, sin preguntarle qué quería.

Cuando le dejó la taza de café y el vaso de hielo, él, un poco sorprendido y bastante halagado, la miró a los ojos.

Parecía tener unos treinta años, aunque por su andar un poco encorvado parecía algo mayor. El pelo, muy oscuro pero con unas canas prematuras. Y la mirada... oscura, muy oscura, tierna, triste, casi infantil. No, no infantil... desvalida.

La manera con que le dio las gracias con la mirada la desarmó. Pero no dijo nada, volvió a bajar la cabeza, y se bebió el café, más lentamente, más pensativo que de costumbre. Cuando lo terminó, dejó un billete de cinco euros en la barra. Medio minuto más tarde, Ariencita le dejó el plato con los cambios delante, él los cogió, contó las monedas y la miró con extrañeza. Ariencita sonreía. El dijo "muchas gracias", y se metió los cinco euros en monedas que ella le había dado, y se marchó.

Mientras se marchaba aquel extraño, Ariencita pensó que quizás, en unos pocos dias, podrían charlar amigablemente, hacerse compañía, ella había visto en sus ojos que él la necesitaba tanto como ella. Y puede que pasado un tiempo, pudieran llegar a llamarse amigos. Solo amigos, pero eso, para algunos, es más que suficiente.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Dame un minuto

-Soy Eingel, el trovador

Solo con esas palabras consigo que el ángel guardián de la puerta me deje entrar. Otros tienen muchos problemas, les hacen mil preguntas, les registran... es tiempo de guerra y la gente tiene miedo de todo el mundo. Pero dicen que yo soy el más grande, y temen que si me tratan mal, mi próxima canción les traerá problemas.

Ya estoy dentro. Como siempre, me hospedo en la fonda más barata, y en su comedor hablo con la gente, prestando mucha atención para mis nuevas historias... mi mente acumula experiencias, viejas historias. anécdotas... desde el miedo al enfrentarse con un oso, hasta la vergüenza de tener almorranas... todo puede formar parte de una historia.

Hoy está llena. En las habitaciones reservadas para dos o tres, hoy hay siete u ocho durmiendo con sábanas en el suelo. A mi no me importa, estoy acostumbrado a las penurias del viaje. A fin de cuentas, ellos también han venido a la feria del tiempo.

Al día siguiente, muy temprano voy a la plaza del pueblo. Muchos puestos están ya puestos, los madrugadores están buscando una ganga.

"¿Tiene un minuto, señor?" me preguntan por detrás. Asiento. "¿Ha pensado en meterlo en el Banco del Tiempo? Así, dentro de treinta años, tendrá mucho tiempo para hacer lo que quiera". "Ya... pero quizas dentro de treinta años no pueda aprovecharlo bien, prefiero hacerlo ahora que soy mas o menos joven"

Sigo caminando. Un policía ha detenido a un mormón porque alguien le ha denunciado por robarle su tiempo. Seguro que de todos modos lo habría perdido, y quien sabe, quizás sirva de algo ese tiempo.

La universidad... esa sí es una buena forma de invertir el tiempo, siempre que lo aproveches bien, no vale con depositar tu tiempo ahí y dejar que den sus frutos... tienes que cuidar tu tiempo.

Una mano en la espalda. Me vuelvo, es una mujer de mediana edad...

"Oiga ¿ha visto usted mi tiempo? Es que lo he perdido... No es mucho, pero es todo lo que tengo". "No, no lo he visto, lo siento". Seguro que lo ha cogido algún ladronzuelo, que ahora estará malgastándolo.

Esta feria ha degenerado mucho. Muchos lugares donde utilizar tu tiempo, métodos para ahorrarlo, pero realmente estoy perdiendo el tiempo aqui... Mejor me voy a trabajar

El sitio lo tengo reservado desde hace tiempo, ser tan famoso tiene sus ventajas, es un rincón a la entrada de la plaza. Como siempre, improviso una melodía con mi viejo laúd. Diez minutos, aproximadamente, para darle tiempo a la gente a reunirse. Me gusta que la gente utilice su tiempo en oir mis tonterías... solo espero que no lo consideren después tiempo perdido... Les cuento un par de chistes, un hermoso poema, y una historia sobre el tiempo, que no cuento aqui por abreviar

Termino, recojo los donativos y me marcho, con una sensación triste. Hoy el puesto más lleno era de un hombre que decía que el tiempo es oro... seguro que es una estafa. Pero lo cierto es que cada dia viene menos gente, me hago viejo y mis historias ya no gustan. Miro a mi alrededor, veo gente joven, con ganas de vivir, con todo el tiempo por delante, y me miro, viejo, solo y amargado... porque lo que me dijo la adivina ayer era completamente cierto.

"Tu tiempo ha pasado. Se ha acabado".

miércoles, 4 de febrero de 2009

La neurona

En un lugar de la calva de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía una neurona... (será mejor que me calle, no quiero que me acusen de plagio)

Hace mucho mucho tiempo, tanto que ya el tiempo ha perdido su significado, yo tenía una neurona llamada Ruperta. Le tenía mucho cariño.

A diferencia de otras neuronas que vivían hacinadas en las cabezas de otras personas, Ruperta vivía sola. Tenía lo que le parecía un enorme castillo para ella sola (soy bastante cabezón), y por eso era la envidia de las otras neuronas, que tenían que hacer enormes colas para ir al baño.

Ruperta era una neurona con ideas propias. Como no hablaba con otras neuronas, no era influenciada por nada y por nadie, y nadie le decía qué es lo que tenía que pensar o decir. Eso sí, era muy trabajadora, no como las otras, que tantas para hacer el trabajo al final no lo hacía ninguna).

Parecía que Ruperta tenía una buena vida, un hermoso lugar, un trabajo gratificante... pero Ruperta se sentía sola. Quería una compañera. Y así me lo hizo saber.

Yo, todo ilusionado, fui a una neurofactoría a averiguar el precio del kilo de neuronas... y salí con las manos vacías, porque no me podía permitir el lujo de comprarme ni siquiera una pequeñita. Se lo dije, que necesitaba ahorrar tres años para conseguir una neurona de segunda mano... pero ella no me creyó. Creía que no quería comprarle una compañera, que la tenía esclavizada y no quería liberarla de su pesada carga... y decidió vengarse.

Al principio era poca cosa... me daba respuestas erroneas a las preguntas que le hacía, y aparte del bochorno de parecer un idiota (no tanto bochorno, estoy acostumbrado) no era tanto problema.

Pero al ver que no funcionaba, empezó a mostrar su vena sádica. Y ahí demostró lo que es tener ideas propias.

Comenzó jugando a la comba con mi nervio óptico. Desde entonces no veo con el ojo izquierdo. Se compró unos patines para el hielo, y comenzó a patinar por toda la cabeza, aparte del ruido que hacía, las cuchillas me producían dolor de cabeza.

Lo peor fue cuando decidió hacerse artista. Agarró una vena, la arrancó, y utilizó la sangre de pintura para dibujar un grafitti en la cara inferior de mi frente...

Pero, claro, yo seguía sin poder comprarle una compañera. Al final, Ruperta murió de aburrimiento.

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Parece ser que esto sucedió hace poco más de un año. Yo no recuerdo nada de aquella época, realmente no recuerdo nada hasta que la seguridad social me implantó una neurona nueva, pagada con dinero público. Esta neurona se llama María, es muy buena, trabajadora y me trata muy bien. Y encontró esta historia escrita con sangre... con sangre mía.

Ah, se me olvidaba. María me ha dicho (y me lo han confirmado los médicos que me operaron) que el grafitti que hizo Ruperta es una obra maestra. Así que ahora es una neurona inmortal... o lo será el día que expongan mi cráneo en el Louvre. Pero eso será el día que yo muera, y tardará mucho tiempo siempre que consiga evitar esos extraños accidentes que me están sucediendo ultimamente.

domingo, 18 de enero de 2009

Algo más

Había ido a la universidad. Había estudiado lo que quería, y le gustaba mucho. Al salir, trabajó en lo que había estudiado. Y le gustaba su trabajo. Hacía lo que deseaba. Pero necesitaba algo más.

Ascendió en su trabajo, llegó a tener un puesto importante, un buen sueldo, y un gran coche. Había llegado a donde quería llegar. Pero necesitaba algo más.

Decidió recorrer el mundo, conocer culturas nuevas, nuevas gentes. Subió montañas, recorrió desiertos, recorrió el fondo del mar. Había visto lo que quería ver. Pero necesitaba algo más.

Estudió filosofía, arte, idiomas. Buscó el porqué de todas las cosas, y el sentido de la vida. Escribió un libro, pintó un cuadro y plantó un árbol. Había aprendido lo que quería aprender. Pero necesitaba algo más.

Conoció a la mujer de su vida. Era hermosa, divertida, inteligente. Tuvieron dias románticos, noches de pasión y una amistad nunca lograda antes. Había amado a quien quería amar. Pero necesitaba algo más.

Entonces cogió la pequeña mano que parecía querer agarrar el aire, se la llevó a la boca, la besó dulcemente, y dijo...

--Bienvenida al mundo, hija mía.

Y ya no necesitó nada más

lunes, 12 de enero de 2009

La suma de mis días

Cuando nacemos, somos un libro en blanco. La vida será la pluma que llenará nuestras páginas con nuestra historia, la historia de nuestra vida.

Yo soy la suma de mis días. Mi vida pasada, mis experiencias y lo que he aprendido de ellas marcan mi personalidad y mi visión de las cosas. Y por eso somos únicos: porque aunque muchos de tus días puedan ser similares o iguales a los míos, otros muchos son completamente distintos. Vida distinta, personas distintas. Así de simple.

Ese proceso se llama crecer, desarrollarse. Madurar. Forjar el alma. Es un proceso que ha de durar toda la vida, porque jamás tenemos que dejar de desarrollarnos. Llegar a la “madurez”, o sea, superar la adolescencia, no es haber terminado el camino. Si así fuera, no merecería la pena seguir viviendo, y por fortuna, la vida todavía nos depara todavía muchas sorpresas.

¿Es bueno madurar? Alguna vez he hablado de Peter Pan, y cómo cada vez hay más gente que no quiere crecer. No quiere responsabilizarse, quiere extender la adolescencia hasta la vejez. Pero no crecer es no aprender de la vida, es no desarrollarse como persona, y, en definitiva, quedarse estancado. Yo era uno de esos, hasta que descubrí que me equivocaba, que lo que necesitaba es crecer y crecer sin parar.

Sin parar, sin detenerse. Porque el día que dejes de crecer, de madurar, el día que la vida deje de alimentar tu alma, el día que tus días dejen de darte lecciones, empezarás a pudrirte.

Y no hay que olvidar que se puede crecer sin perder esa parte infantil que todos tenemos. Esconderla es escondernos a nosotros mismos, cubrirnos con una máscara, esa máscara que a veces parece tan necesaria, y que no nos protege: nos aisla.

Y también se puede madurar sin traicionar tus ideas. Es absurdo tener una ideología inamovible, nuestras ideas crecen y maduran con nosotros. Se adaptan a nuestra vida, y con esos cambios, pueden seguir siendo válidas, siempre que seamos sinceros con nosotros mismos.

viernes, 2 de enero de 2009

Trece horas y media

Días extraños son los del cambio de año. Desde que amanece el último día del año, tengo la sensación de vivir fuera del tiempo.

Como si el treinta y uno de diciembre ya no perteneciera al año que se va. Y como el año nuevo no ha entrado aún, parece que es un día sin año.

Quizás sea por eso por lo que nos da por plantearnos tantas cosas ese día: la magia atemporal nos brinda una jornada ideal tanto para pensar en el pasado como para plantearnos el futuro. Y es el culpable de nuestros balances y nuestras listas de propósitos.

Claro que sólo es una sensación. Aunque parezca que el tiempo se ha detenido, sigue avanzando. Es un día más: amanece, hay un mediodía y el sol (se vea o no) va cayendo hasta que el ocaso nos lleva a la noche, la cena de nochevieja y la medianoche.

A las doce de la noche las campanadas oficializan el cambio de año, Muchos vuelven a la tierra, ponen su reloj interno de nuevo en hora, parece que el mundo vuelve a funcionar y el continuo espacio-temporal estará a salvo de la autodestrucción al menos trescientos sesenta y cuatro días… pero no.

Para mí, las primeras horas del año nuevo son como las últimas del viejo. El mundo sigue atemporal, el corazón sigue latiendo a un ritmo distinto, como desentonando con el reloj.
Me meto en la fiesta, algo distante, porque parece que estoy en una burbuja. Después de algunas horas, me voy para mi casa y me voy a dormir.

Siempre me levanto temprano, El primero de enero, algo más tarde, pero no demasiado. Persiste la sensación que me embarga desde hace veinticuatro horas, incluso se amplifica un poco. Casi a cámara lenta, hago las primeras tareas del año, y a las once de la mañana me siento delante de la tele para ver, como es tradición en mi, el concierto de Año Nuevo.

Desde hace unos años me pierdo unos minutos, aproximadamente veinte minutos después del intermedio. Es el tiempo que tardo en llegar donde voy a comer. Cuando llego, enciendo el televisor, y veo el final del concierto.

El Danubio Azul y las palmas de la Marcha Radetzky ponen las cosas en su sitio, y, por fin, el tiempo vuelve a funcionar. Han pasado un poco más de trece horas y media del nuevo año.