miércoles, 4 de febrero de 2009

La neurona

En un lugar de la calva de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía una neurona... (será mejor que me calle, no quiero que me acusen de plagio)

Hace mucho mucho tiempo, tanto que ya el tiempo ha perdido su significado, yo tenía una neurona llamada Ruperta. Le tenía mucho cariño.

A diferencia de otras neuronas que vivían hacinadas en las cabezas de otras personas, Ruperta vivía sola. Tenía lo que le parecía un enorme castillo para ella sola (soy bastante cabezón), y por eso era la envidia de las otras neuronas, que tenían que hacer enormes colas para ir al baño.

Ruperta era una neurona con ideas propias. Como no hablaba con otras neuronas, no era influenciada por nada y por nadie, y nadie le decía qué es lo que tenía que pensar o decir. Eso sí, era muy trabajadora, no como las otras, que tantas para hacer el trabajo al final no lo hacía ninguna).

Parecía que Ruperta tenía una buena vida, un hermoso lugar, un trabajo gratificante... pero Ruperta se sentía sola. Quería una compañera. Y así me lo hizo saber.

Yo, todo ilusionado, fui a una neurofactoría a averiguar el precio del kilo de neuronas... y salí con las manos vacías, porque no me podía permitir el lujo de comprarme ni siquiera una pequeñita. Se lo dije, que necesitaba ahorrar tres años para conseguir una neurona de segunda mano... pero ella no me creyó. Creía que no quería comprarle una compañera, que la tenía esclavizada y no quería liberarla de su pesada carga... y decidió vengarse.

Al principio era poca cosa... me daba respuestas erroneas a las preguntas que le hacía, y aparte del bochorno de parecer un idiota (no tanto bochorno, estoy acostumbrado) no era tanto problema.

Pero al ver que no funcionaba, empezó a mostrar su vena sádica. Y ahí demostró lo que es tener ideas propias.

Comenzó jugando a la comba con mi nervio óptico. Desde entonces no veo con el ojo izquierdo. Se compró unos patines para el hielo, y comenzó a patinar por toda la cabeza, aparte del ruido que hacía, las cuchillas me producían dolor de cabeza.

Lo peor fue cuando decidió hacerse artista. Agarró una vena, la arrancó, y utilizó la sangre de pintura para dibujar un grafitti en la cara inferior de mi frente...

Pero, claro, yo seguía sin poder comprarle una compañera. Al final, Ruperta murió de aburrimiento.

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Parece ser que esto sucedió hace poco más de un año. Yo no recuerdo nada de aquella época, realmente no recuerdo nada hasta que la seguridad social me implantó una neurona nueva, pagada con dinero público. Esta neurona se llama María, es muy buena, trabajadora y me trata muy bien. Y encontró esta historia escrita con sangre... con sangre mía.

Ah, se me olvidaba. María me ha dicho (y me lo han confirmado los médicos que me operaron) que el grafitti que hizo Ruperta es una obra maestra. Así que ahora es una neurona inmortal... o lo será el día que expongan mi cráneo en el Louvre. Pero eso será el día que yo muera, y tardará mucho tiempo siempre que consiga evitar esos extraños accidentes que me están sucediendo ultimamente.

9 comentarios:

Brujita dijo...

a ti te maltratan, a mi me abandonan... a caso no sabemos cuidar a nuestras neuronas?

Txispas dijo...

Eres un fiera, genial, lo acabamos de leer una amiga y yo, en alto en el bar de unos amigos, les ha gustado a todos, que lo sepas

Diana entrebrochasypaletas dijo...

Jajaja, joé, yo ya extrañaba estas cosas tuyas :( Me gusta María, tu neurona quijotera xDDDDDD

Que sepa usté que le dejo respuestas a sus comentarios en los míos xDD pa centrarnos, jajajaja : )

Controversia dijo...

Un cráneo en el Louvre? Me apunto a verlo, más si está decorada con el grafitti de una gran neurona. Pobre Ruperta,toda una vida sintiéndose sola e incomprendida.A lo mejor era porque las demás neuronas le tenían envidia. Igual te denuncian por explotación neuronal

Un saludo

Cris Dt dijo...

Jo! Qué penita!

Anónimo dijo...

Me ha gustado muchísimo tu neurótica reflexión.

Anónimo dijo...

Me ha gustado muchísimo tu neurótica reflexión.

Anónimo dijo...

Por lo visto María y mi rata tendran que presentarse, por que con Ruperta había hecho muy buena mancuerna, lástima que siguiera sintiendose sola, esperemos que esta nueva neurona sepa aprovechar todo lo que en su hogar tiene, incluyendo el grafitti de Ruperta, uno nunca sabe, quizá María también sea artista, quizá sea una gran letrada :P

Jenn dijo...

Muy bueno el relato, jejejeje, la soledad de las neuronas debería ser una acción social, luchar contra eso.

Besos.

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