domingo, 17 de octubre de 2010

Mentira (Secretos I: de familia)

Me lo soltó un compañero de clase en medio de una discusión. Yo contesté que mentía y le pegué un puñetazo. Tuve que pasar la vergüenza de ver cómo mi madre se metía en el despacho del director, para salir media hora más tarde con cara de muy pocos amigos.

En el coche, a las preguntas del por qué de mis actos, le dije a mi madre que Alberto había dicho que el abuelo había mandado matar a mucha gente durante la guerra, que le había pegado porque era mentira.

Al ver que mi madre no decía nada, y perdía la mirada en el infinito, empecé a sospechar. No dije nada más.

Por la noche, aproveché el tiempo que me dejaban conectarme para hacer los deberes para buscar información. No me lo podía creer. Si lo que ponía en la Wikipedia era cierto… mi abuelo había sido pieza fundamental durante la guerra y los años posteriores.

Entonces ya tenía quince años, y sabía que nadie es el bueno en la guerra. Que mucha gente hizo, por obligación o por propia voluntad, cosas de las que no se puede estar orgulloso. También entendía que con seis o siete años son cosas difíciles de aceptar, pero a mi edad… no entendía por qué no me lo habían contado todavía.

En ese momento quería conocer toda la historia, y sólo podía contármela el protagonista. Así que fui a la residencia donde vivía y me senté a escuchar la historia de sus propios labios:

“Un año antes de la Guerra, conocí al General en una fiesta de oficiales. Yo era un joven teniente cuyo único objetivo era ascender, y él un coronel prometedor. Nos hicimos buenos amigos. Cuando se produjo la sublevación, el General me llamó y me unió a su equipo. Fui ascendido de un modo fulminante, y me dieron un puesto de responsabilidad: presidir el tribunal militar que juzgaría a los detenidos del bando contrario. No estoy orgulloso de lo que hice. Entonces no era importante. Simplemente, era mi trabajo”

Ese día entendí algo más sobre la guerra y los que la hacen. No le dije a mis padres que sabía la historia, y a día de hoy aún no me han dicho nada.

2 comentarios:

Brujita dijo...

A veces hay que decir lo que uno sabe, aun a riesgo de que no guste. Los secretos nunca llevan nada buen

Txispas dijo...

¿Ahora te sientes mejor por saberlo?
Yo creo que hay cosas que es mejor mantener en el pasado, no revolverlas, ya que , al saberlas, puede cambiar la idea que nos hacemos sobre ésa persona.
Aunque, por otro lado... es mejor saber a qué atenerse...

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