sábado, 2 de junio de 2007

De amor, relaciones y soledad

A pesar de todo, sigo creyendo en el amor. Creo que ahí fuera está la mujer que conforma mi otra mitad, que es aquello que no soy, que dará vida lo que ahora está muerto. Y tengo esperanzas de encontrarla, de ver en sus ojos lo que ando buscando, y que ella encuentre en los míos aquello que anhela.


Tenemos una visión romántica del amor, aunque basemos todo lo demás en el dinero. Somos unos románticos materialistas. Buscamos un amor para toda la vida, como antaño. Cuando nos enamoramos, juramos y perjuramos que será para toda la vida, sin tener en cuenta algunos detalles:

  • El matrimonio hasta que la muerte nos separe, se creó cuando los hombres vivían treinta, treinta y cinco años. Se casaban a los dieciséis, y pocos tenían que aguantarse más de quince años. Ahora, nos casamos a los veinticinco, treinta, incluso a los cuarenta, pero aun así... toda la vida puede significar medio siglo largo. O más. Pocos son los que aguantan sus convicciones tanto tiempo.
  • Dios, la palabra de Dios, las órdenes de los curas, eran cosas que nadie era capaz de dudar. Si te casabas, lo hacías ante Dios, no había otro modo, el divorcio ni se planteaba, el engaño era complicado. Si descubrías que te habías equivocado, la única opción era aguantar, hasta que la muerte de uno de los dos termine con el sufrimiento.
  • El hombre era el amo, y la mujer el objeto. Pegar a la propia esposa no tenía nada de malo. La esposa tenía como única función cuidar de la casa y del marido. Poco más podía hacer, y como había sido educada para ser así, no anhelaba otra cosa.

Además de todo esto, la unión se mide por parámetros económicos. Compartir los bienes, tener un hogar común, decidir los muebles a comprar... Porque las uniones más privadas, las que suponen cariño, amor, sexo, se están haciendo desde mucho antes de la formación de la pareja propiamente dicha.

Y la pareja ha de enfrentarse a un mundo diseñado por y para el dinero: la hipoteca es una unión mucho más fuerte que el matrimonio, vivimos al día, con problemas económicos, el trabajo ocupa demasiado tiempo y demasiada tensión... Discutimos más por cosas que por sentimientos.

Y la tentación está mucho más cerca que hace cincuenta años, el engaño está a la vuelta de la esquina, y la confianza cada día es más difícil.

Ya lo decía una que cree en las hadas: "Tal vez esa búsqueda se facilitaría si, desde la infancia, se proporcionase a los niños, en las familias y en los colegios, una educación sentimental y afectiva coherente, respetuosa y libre".

3 comentarios:

AVE FÉNIX dijo...

La de las hadas tiene muchos pájaros en la cabeza y anda un poco perdida;) Realmente no se si una educación en estos temas vendría a ayudar...

Mencionas cosas que alguna vez he pensado. Las personas ahora viven muchos más años que antes, y lo que te gusta a los 20 quién te asegura que te gustará a los 30, a los 50, a los 80? Cada vez todo parece más dificil, pero quiza lo haya sido siempre. No es que antes ls personas se quisieran más, creo que es que antes no existían los divorcios (2 de cada 3 matrimonios en la actualidad se disuelven), la gente tenía aguantaba más, la mujer se ocupaba de otras funciones, no había discusiones sobre el poco tiempo que se compartía...qué se yo.

La verdad es que si escribieses una enciclopedia entera sobre el amor, relaciones y todo lo que lo rodea, yo lo compraría enseguida, seguro;)

Es bonito creer en lo que dura siempre pero quizá ingenuo. Alguien me tendría que exponer argumentos muy muy buenos para hacerme creer lo contrario..pero ¿quién sabe?

Me alegro que te haya dado que pensar...Mi intención es sólo aclararme un poco yo;)...con ayuda de los demás.

Un beso Eingel:)!!

TIZA dijo...

Siempre está ahí fuera la mujer o el hombre que buscamos, sólo es cuestión de encontrarlo. Aunque mi forma de pensar no es encontrar la otra mitad, ¿por qué no nos conformamos con un cuarto? O ¿por qué no con nuestra misma mitad?

¿Por qué buscamos a alguien “que dará vida lo que ahora está muerto”? ¿Por qué no buscamos simplemente la persona que nos hará sentir bien?

Buscar nuestra otra mitad, par mi es una utopía, simplemente hay que encontrar alguien con quien sentirse a gusto y con la que se pueda hablar de todo, de TODO. ¿Quién dijo que tu pareja no puede ser tu amigo también? Para mí es primordial.

No se tiene porqué coincidir en la forma de ser, en la forma de pensar, salvo en una, “yo te respeto tú me respetas”. A partir de esa premisa todo es adaptable.
El matrimonio tiene que ser “a priori” hasta que la muerte nos separe, si no eso quiere decir que ya vas con la predisposición a que se acabe antes. La suerte de hoy en día es que después de ese “a priori” podemos decidir que se acaba antes y no tener que soportar ciertas cosas. Hay matrimonios que puede que nos parezca una “estupidez” su razón para romperse, pero tenemos que tener claro que es “SU ESTUPIDEZ” y no tienen porqué aguantarla. Otros sin embargo está claro que tienen que romperse, y normalmente suele ser cuando ya no hay respeto.

Hoy en día la supremacía del hombre sobre la mujer ha cambiado, afortunadamente para muchas mujeres. El acceso de la mujer al mundo laboral hace que no tenga que aguantar, palizas, malos tratos físicos, ni malos tratos psicológicos. El sentido materialista del matrimonio en este caso le ha venido bien a las mujeres, ya que antaño había que aguantar porque no tenían medios propios para vivir solas. Recordad que si estabas trabajando y te casabas, directamente tenías el papel del despido y si no, te obligaba el marido a que dejases de trabajar.

En cuanto a que el engaño está a vuelta de la esquina, siempre ha estado, pero para los hombres, en los últimos años aparece en las mujeres, porque realmente antes con quién se la iba a pegar la mujer al marido ¿con el butanero, el charcutero,,,,?

En referencia al pensamiento de Ave Fénix, simplemente basta con que los hijos vean en sus padres amor, compresión, y cariño. Los niños son unos imitadores perfectos, si tú lees, tu hijo leerá. Si tú te cepillas los dientes, tu hijo lo hará, si tú maltratas a pareja, tu hijo lo verá normal y quizás también lo haga, etc…

Y contestándola a ella también las cosas que nos gustan a una edad, no es que nos dejen de gustar, simplemente evolucionamos, y si la persona que tenemos a nuestro lado evoluciona a nuestro ritmo, puede que sigan gustando las mismas cosas a los dos. Al igual que los amigos.

Besitos Eingel

Anónimo dijo...

Bien. Algo de este artículo, me ha conmovido.

Tal vez, sea, por que yo tb anhelo encontrar a aquel príncipe azul que me prometí a mi misma desde pequeña.

De momento, los pocos principes que he tenido (debo ser muy buena novia, porque soy de noviazgos hiper largos... ahora llevo casi seis años con un chico, pero anteriormente llegué casi casi a los ocho!!!!).... decía que los principes, que he tenido tras besuquearlos, se han ido convirtiendo en dulces ranitas.

Lo que busco, es alguien a quien no le asuste un compromiso, alguien que no retuerza la cabeza cada vez que vea una bonita melena al viento, alguien que vea más allá de su propio ombligo, alguien en quien confie y vuelva a entregar (una vez mas) mi corazoncito a su custodia y que no se le olvide en la taquilla del gimnasio, mientras flirtea con la monitora de aerobic... alguien a quien no le cueste desprenderse de las faldas de mamá (que nunca he tenido nada contra las suegras, pero últimamente comienzo a comprender y a reirme con los chistes que hablan de ellas...), alguien que me cuide al menos la mitad, de lo que yo estoy dispuesta a cuidarlo... alguien que no se enfurruñe porque de vez en cuando (muy de vez en cuando) me gusta andar sola o quedar con mis amigas y hacer mis planes (Algo necesario para que cualquier persona se mantenga íntegra y alimente la independencia de los que forman la pareja... una independencia siempre positiva)... alguien que me quiera, al menos... la mitad, de lo que pueda quererlo yo a el.

En definitiva. Me gustaría poder encontrar un auténtico compañero.

No pido mas. Porque eso, es pedir mucho.

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