miércoles, 15 de enero de 2014

Aprendiendo a rimar

Hay un refrán que dice "Nunca te acostarás sin saber una cosa más". Y yo, que la sapiencia popular me la tomo muy en serio, me veo obligado a dormir muchos días de pie.  Y puedo aseguraros que no se descansa igual que tumbadico en la cama. Así que hoy he decidido ponerme manos a la obra, e intentar aprender alguna cosa nueva.

Pero... ¿qué puedo hacer? Hay tantas cosas por aprender, tantos mundos por descubrir, tantas maneras de ejercitar la neurona que no sé ni por dónde empezar. Podría aprender sobre energía nucelar (que no nuclear, no vayamos a contradecir al gran Homer), podría investigar sobre el ciclo reproductivo de la gaviota pepera o podría aprender mecánica de todoterrenos. Pero todo eso es tan mundano...

Ya sé. Me dedicaré a las artes. ¿Cual de ellas? ¿Pintura? No, que las manchas del suelo salen muy mal. ¿Teatro? Ni siquiera sé lo que significa eso del chubi orno chubi. ¿Literatura? Puede... pero vayamos un poco más lejos. Me dedicaré a la poesía. Que seguiré sin ligar, pero al menos podré aprovechar mis fracasos amorosos para darle más sentimiento a esas obras que nadie comprará.

Por supuesto, no voy a empezar escribiendo grandes odas ni tragedias. Tendré que practicar con algo más mundano. Así que aprovechemos que acaba de empezar el año (¿hola? No sé si te has enterado, pero ya estamos a día quince), para hacer una rima de felicitación.

Vamos allá. A ver que tal sale


Feliz año dos mil catorce
por el culo te la hinco


Y ya está. Para ser la primera no está tan mal, ¿verdad?. Con un poco más de práctica, acabaré siendo un gran poeta. Pobre, pero con aires de intelectual. Y lo que es más importante, esta noche podré dormir tumbado.

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