Otra vez suenan las sirenas.
Intentamos ser ordenados, pero los nervios nos traicionan. Sólo tenemos diez minutos más para llegar a los refugios. Hay que darse prisa.
Diez mil naves de batalla se aproximan, anunciando una nueva oleada de destrucción. Nuestras defensas no son suficientes, tras el último ataque quedaron diezmadas, y los almacenes están vacíos después de tantos años de guerra.
Oigo comentarios que dicen que nuestra flota va a despegar. Pero no para enfrentarse al enemigo, sino para huir. El comandante ha decidido que no merece la pena mandar nuestros acorazados a una segura destrucción, y prefiere mantenerlos para futuros combates.
Observo los rostros de los que están a mi alrededor, mientras entran apresuradamente en el refugio. Son rostros demacrados, deprimidos, desengañados. Saben que esta vez han llegado a tiempo, pero... ¿y la próxima? Quien sabe...
Desmoralizados, sin casi defensas, con unos dirigentes cobardes, y unos aliados que nunca llegan a tiempo para ayudar en la defensa, sólo podemos agazaparnos y esperar el fin del combate, y prepararnos para la siguiente oleada, mientras reconstruimos defensas y enterramos a las víctimas.
Hoy morirán doscientas mil personas. Hace una semana fueron casi un millón. La próxima vez... dependerá si detectamos el ataque con tiempo suficiente. Y ¿para qué?
A veces tengo la sensación que somos peones en un juego maquiavélico, que nuestro Dios decide nuestro futuro sin ser siquiera consciente de nuestra existencia. Que para El no somos seres vivos, y en las batallas no hay muertos. Así que no merece la pena rezar.
lunes, 19 de noviembre de 2007
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2 comentarios:
hace tiempo que dejé de creer en Dios tal y como nos lo han "enseñado" siempre, porque pienso que si relamente existe es el mayor cabron que ha parido madre, o no se entiende que tolere, acepte y no haga nada ante tales barbaries
estoy totalmente de acuerdo contigo, solo que yo no pienso que exista un Dios si no no permitiría esto..
Nadie tiene la culpa de nacer donde nace...
Y los demás no tenemos la culpa de las decisiones de 4 mierdas (con perdón)
Besos.
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